Solo un Recuerdo _ Cap 7

07

Desde que Chris perdió a Jill, sus compañeros de trabajo habían notado que ya no era el mismo. Estaba más inmerso en el mundo de las armas bio-orgánicas, habiendo jurado erradicar todo lo posible del mundo, y eso lo había llevado a viajar por el planeta. Países del otro lado de la tierra, lugares desconocidos, de extremos fríos o calores insoportables; todo por eliminar las amenazas que habían arruinado su vida.

Cuando hablaban con él, o pasaban el tiempo juntos, no parecía que Chris hubiera cambiado, pero sus compañeros no podían ignorar que ahora su nombre figuraba en más misiones que ningún otro agente de la B.S.A.A, y a veces se preocupaban por él. Si intentaban sacarle el tema, lo evadía, respondiendo que sólo era trabajo.

Ese día en la oficina, Chris se encontraba en su escritorio, ordenando papeles, cuando notó que sus compañeros no estaban en sus puestos de trabajo. Extrañado, dejó lo que estaba haciendo y se asomó al pasillo. Efectivamente, parecía que estaba solo en esa parte del edificio, y decidió ver qué era lo que sucedía.

En la cocina, un par de tazas con café caliente se apoyaban en la mesa. En otras oficinas, ventiladores encendidos y lapiceras dejadas al azar en las mesadas. "Qué extraño…", pensó. Comenzó a creer que era el único que quedaba, cuando escuchó un murmullo.

Caminó hacia el sonido que cada vez se hacía más fuerte, y observó un gran tumulto de gente alrededor del televisor de la sala. La mayoría de los agentes observaban sorprendidos algo en el noticiero, y hablaban despacio para no perderse nada. Chris comenzó a avanzar, haciéndose un lugar entre sus compañeros, sólo para quedar más impresionado que nunca con la noticia de la que todos estaban pendientes.

El noticiero informaba de un gran incendio sucedido en un edificio, con todo un piso involucrado y personas a las que rescatar. Las imágenes eran tan impresionantes que pondrían la piel de gallina a cualquiera. Madres desesperadas por sus hijos, niños sacados de las llamas casi inconscientes, bomberos haciendo todo lo que podían para detener el avance del fuego.

El corazón de Chris comenzó a acelerar, sentía que le costaba respirar, e imágenes desagradables le surcaban la mente.

- ¿Qué piso es ese? – Preguntó, con gran esfuerzo, a la mujer que tenía al lado.
- Mmm, no lo han dicho, pero es uno de los más altos.

Efectivamente, no podía quedarse con los brazos cruzados, tenía que…

Salió rápidamente del círculo de agentes, y corrió a su oficina. Sus compañeros lo observaron extrañados, y se preguntaron qué le ocurría. Cuando volvió, llevaba las llaves de su automóvil en la mano, y se dirigía apresuradamente a la salida.

- Hey, Chris, ¿a dónde vas? – Preguntó Roscoe, un hombre delgado de cabello rojizo.

- Ese edificio – Respondió sin mirar atrás, pero señalando con la mano. – es donde vive mi hermana.

Se hizo un silencio sepulcral en la sala, y el sonido de la puerta al cerrarse retumbó. Todos sus compañeros se quedaron de piedra, observando el lugar por el que Chris había pasado.

El castaño se subió rápidamente al automóvil, y le costó varios intentos poder encenderlo apropiadamente. Esto hizo que se obligara a tranquilizarse, ya que no iba a hacerle nada bien a nadie si manejaba descuidadamente. Tomó el volante con ambas manos y agachó la cabeza. A continuación, comenzó a respirar despacio, y su corazón dejó de dar tumbos. Cuando se sintió lo más tranquilo que creyó poder estar, arrancó el coche y se dirigió al lugar del incendio.

Cuando aún faltaban un par de cuadras para llegar, le costó avanzar. Había un gran embotellamiento, a causa de que la zona estaba cercada a fin de dejar paso a ambulancias y coches de bomberos. Una columna de humo se divisaba al frente, e imágenes de Claire en distintas situaciones desagradables lo embriagó. En medio del desastre, sonidos de bocinas, gritos y sirenas, decidió aparcar en el primer lugar que le fue posible, y seguir a pie.

Era difícil entrar en la zona del desastre, fuera como fuese, pero hizo todo lo posible para llegar. No podía creer que eso le estuviese sucediendo, parecía como si un ente mayor quisiese demostrar su fuerza, poniéndolo en situaciones límites. Pero se negó a pensar que era Dios, ya que, aunque nunca había sido muy religioso, sí creía que había algo más, y muchas veces se encontró pidiéndole ayuda al cielo. Es útil creer que no eres el único en una situación desagradable.

Se abrió paso entre la gente que miraba y señalaba el edificio en llamas, la mayoría horrorizados, y quietos a unas cuadras. Nadie suponía que el hombre que pasaba tan rápido a su lado estaba más asustado que ellos mismos.

El nerviosismo de Chris aumentaba con cada paso que daba. Los gritos y el tumulto de gente no hacían más que crisparlo, y cuando llegó a la esquina del edificio, se le cayó el alma a los pies. Levantó la vista, y observó las llamas que lamían uno de los pisos. La imagen era aún más sorprendente que en televisión. La poca gente que se alejaba chocaba contra él, pero no se daba cuenta, ya que estaba demasiado preocupado por Claire como para notarlo.

Se acercó a una franja amarilla que prohibía el paso, y estaba dispuesto a seguir, cuando un policía lo interceptó.

- Disculpe, no puede pasar. – Dijo el uniformado.
- Escuche, mi hermana vive aquí y yo… - Comenzó Chris, señalando la zona.
- Lo siento, muchos tienen familiares aquí, pero queremos evitar más desastres…
- Por favor, yo también fui policía, déjeme…
- Lo lamento. – Respondió, tajante. A continuación, el agente se alejó.

"Necesito pasar, no importa cómo… Claire…"

El pensamiento lo llenó de coraje, y comenzó a mirar la gente que se encontraba dentro de la zona de peligro. Además de bomberos, policías y paramédicos, había gente dueña de los departamentos, vecinos y niños. Pero Claire no se veía por ningún lado.

La adrenalina que le corría por el cuerpo era lo que no le permitía dejarse caer. Si hubiera prestado un poco más de atención a cómo se sentía, hubiera notado sus rodillas flojas, y seguramente habría caído al suelo. Más tarde reflexionó cómo se sentía de impotente cuando temía por lo que lo hacía sensible.

Perdió la noción del tiempo que pasó estudiando la zona, en busca de su hermana, cuando desvió la mirada hacia la derecha, y la divisó. Una muchacha pelirroja, con el cabello atado observaba la escena a unos metros fuera de la franja amarilla.

El corazón le saltó, y comenzó a correr hacia ella. Empujando con suavidad a la gente, lo más rápido posible, y exclamando palabras de perdón, fue llegando hacia donde se encontraba la muchacha. Algunas personas parecían ponerse en su camino a propósito, deteniéndose justo por donde él pensaba pasar. Sabía que no era planeado, pero le irritaba estar tan cerca de su objetivo y no poder alcanzarlo. Cuando llegó a la meta, rebosaba de júbilo.

- ¡Claire! – Exclamó con el último soplo de aire que le quedaba.
- … ¿Chris? – Su hermana lo observó extrañado. - ¿Qué haces a…?

No pudo terminar la pregunta, ya que el castaño la hundió en un abrazo tan fuerte, que parecía no querer dejarla ir.

- No… puedo respirar. – Claire se sentía aprisionada, y no entendía cómo su hermano había llegado allí.
- Lo siento. – Chris la soltó, pero aún se reflejaba preocupación en su rostro. - ¿Estás bien?, ¿No estas herida? – Preguntó, dándole una rápida mirada.
- Estoy bien. – Claire sonrió, pero no pudo desasirse de las grandes manos de su hermano sobre sus hombros. – El incendio fue unos pisos más arriba del mío. – Chris no parecía satisfecho. – Además no estaba en casa. – Agregó la pelirroja.

Ambos se miraron unos segundos. Chris no podía pensar con claridad, la tenía en frente suyo, sin un rasguño, y todo en lo que había pensado en el camino hacia el edificio de pronto se derrumbó.

- Te vienes conmigo hoy. – Le dijo tajante, tomándola de la mano y dirigiéndola hacia su automóvil.

En el camino no miraron atrás. Chris se mantuvo callado, con paso firme y no parecía estar dispuesto a soltar la mano de su hermana.

- Chris… ¿sucede algo? Estoy bien… - Claire comenzó a decir, pero el hombre no contestó. Decidió dejarlo estar, pero empezaba a sentirse incómoda, pocas veces había visto a su hermano tan afectado.

Cuando llegaron al coche, Chris le abrió la puerta, y luego se subió al asiento del piloto, aún sin hablar, ni mirar a su hermana al rostro. Cuando pretendía encender el motor, Claire colocó su mano sobre la de él, deteniéndolo. Aún así, Chris no la miró.

- Dime qué sucede. – Exclamó, observándolo. – Te conozco demasiado bien como para saber que algo no está bien. No me ocurrió nada, y si hubiera sabido que…
- Creí que iba a perderte. – Susurró Chris, bajando la cabeza. – No podía soportar el hecho de perder a todas las personas importantes en mi vida.

Se creó un silencio en el automóvil. Claire sabía que se refería a su compañera Jill Valentine, que aunque ya habían pasado dos años desde su muerte, no podía superar. Habían hablado del asunto un par de veces, y el hecho radicaba en que Chris se culpaba a sí mismo de la desaparición de la agente de la B.S.A.A. "Si solo hubiera sido yo quien saltara por esa ventana…" había dicho, pero Claire no lo dejó continuar. "¿Qué hubiera sido de mí?" le había preguntado, "No permitiré que me abandones". Desde ese día habían hecho una promesa, y ella estaba dispuesta a cumplirla hasta los límites más insospechados.

- Yo también sé lo que se siente perder a alguien. – Respondió la pelirroja, suavemente. – Y por nada del mundo te dejaré.

Por primera vez desde que se alejaron del incendio, Chris la miró a los ojos, y supo que no mentía. Nunca lo hacía.  

- Gracias. – Le dijo. – Por todo.
- Cuando quieras. – Claire sonrió, satisfecha. Su hermano imitó el gesto, y puso en marcha el automóvil. – Pero ahora me debes una cena.
- ¡Hey! Tú eres la que me ha dado un susto de muerte, te toca a ti. – Chris se había sorprendido, y ahora estaba riendo ante el hecho.
- ¿Sacas a pasear a Brandon?
- ¿Qué tiene que ver él en esto?
- Seguramente no lo sacas lo suficiente. – Su hermana intentaba mantenerse seria.
- Lo paseo todas las veces que me pide.
- Mmm, voy a preguntarle en cuanto lleguemos.

El resto del camino la pasaron riendo y haciendo bromas tontas. Toda la preocupación que había albergado Chris desde esa mañana se esfumó en un instante, sólo al ver la sonrisa Claire. No podía imaginarse vivir sin ella, y no quería hacerlo, por temor a tener que repetir la experiencia. Se quitó los pensamientos desagradables y se dispuso a disfrutar del trayecto. Como siempre hacía.